La primera semana de noviembre trae consigo una sensación que a muchos nos resulta familiar: la de correr contra el reloj. De repente, caemos en la cuenta de que ya estamos saboreando mentalmente el vitel toné de las fiestas, y el tiempo parece acelerarse. Todo se apura: el trabajo, los compromisos, los cierres de proyectos, y esa lista interminable de cosas que nos propusimos hacer al principio del año.
Vivimos Apurados, ¿Pero Realmente Estamos Presentes?
Es fácil perderse en la vorágine del final del año y olvidarse de vivir el presente. Nos enfocamos tanto en todo lo que falta por hacer, que a veces dejamos de lado lo más simple: disfrutar un poco más del día a día. ¿Cuántas veces sentiste que el tiempo se te escapa mientras hacés malabares para llegar a todo? Este es un buen momento para frenar un poco y preguntarnos si estamos disfrutando de cada paso que damos, o si simplemente estamos tachando tareas de la lista.
¿Cómo Vino Tu Año Hasta Ahora?
A medida que nos acercamos a diciembre, también llega la hora de hacer un balance. ¿Cómo vino tu año hasta ahora? ¿Lograste esos objetivos que te habías propuesto? ¿Hubo sorpresas, cambios de planes, momentos inesperados? Tal vez es hora de mirar atrás, sin tanto apuro, y reconocer los logros, las pequeñas victorias y las lecciones aprendidas. No se trata solo de lo que no llegaste a hacer, sino de todo lo que atravesaste y aprendiste en el camino.
Sí, ya estamos casi a fin de año, y es normal sentir que los días pasan volando. Pero antes de dejarnos llevar por la velocidad, vale la pena recordar que lo importante no es solo llegar, sino disfrutar del trayecto. Preguntate cómo querés vivir este último tramo y qué podés hacer para vivirlo con un poco más de calma.
Me encanta